martes, 20 de noviembre de 2012




Cardiopatías en niños

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Desde la vida fetal hasta el fin de la adolescencia, algunos niños pueden presentar problemas cardiovasculares. Entre los más importantes están las malformaciones cardíacas  congénitas, tanto por su frecuencia como por su gravedad. Los trastornos del ritmo cardíaco o arritmias son también un motivo de consulta importante. En muchos casos, este problema responde a defectos congénitos. Las Cardiopatías adquiridas son menos frecuentes en etapas tempranas de la vida. La enfermedad kawasaki es la enfermedad cardíaca adquirida más frecuente en los países desarrollados. Otros problemas cardíacos que afectan a niños y adolescentes son los soplos cardíacos, que pueden ser de distintos tipos y son detectados en los exámenes pediátricos de rutina.                         

Fuente: ""Fundación Nemours, EE.UU.""


domingo, 18 de noviembre de 2012


Soplo Cardíaco en Niños


 
A pesar de que muchos padres se temen lo peor cuando le diagnostican a su hijo un soplo cardíaco, es importante saber que este diagnóstico, en realidad, es sumamente habitual. De hecho, a muchos niños les detectan un soplo cardíaco en algún momento de su vida. La mayoría de los soplos no deben ser motivo de preocupación y no repercuten sobre la salud del niño.
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Entonces, ¿qué es exactamente un soplo cardíaco? En sí mismo, la expresión soplo cardíaco no es un diagnóstico ni una enfermedad; pero, para entender lo que significa, es importante saber cómo funciona el corazón.
El corazón se divide en cuatro cavidades; dos en el lado izquierdo y dos en el derecho. La sangre procedente del cuerpo se bombea a los pulmones, donde se oxigena, y después se bombea a través de las arterias al resto del cuerpo. Una vez utilizado el oxígeno, la sangre vuelve al corazón a través de las venas y se bombea de nuevo a los pulmones para que se vuelva a oxigenar.
La palabra soplo describe un sonido sibilante que hace la sangre cuando fluye a través de cualquiera de las cavidades o válvulas del corazón o incluso a través de un orifico que hay en el interior del corazón.

¿Cómo se diagnostican los soplos cardíacos?

El soplo se oye cuando se ausculta al niño con un estetoscopio. Puesto que el corazón de un niño está muy cerca de la pared torácica, los ruidos sutiles se pueden oír más fácilmente. De todos modos, a veces puede ocurrir que el pediatra no pueda oír un soplo a menos que el niño se siente y se esté muy quieto. Aunque se pueden oír en bebés muy pequeños, los soplos se detectan más a menudo cuando los niños tienen entre 2 y 4 años. Algunos pediatras creen que esto se debe a que la mayoría de los niños han tenido tiempo para familiarizarse con su pediatra y tenerle confianza, por lo que se están más quietos y cooperan más durante la exploración.
Los soplos cardíacos se clasifican en una escala de 1 a 6. El 1er grado apenas se puede oír, mientras que el 6? se oye muy fuerte. El pediatra de su hijo también se fijará en qué parte del corazón está el soplo, qué tipo de ruido hace (por ejemplo, si se parece más a un roce o a un soplido), en qué momento del ciclo cardíaco se produce, y si se modifica cuando el niño cambia de posición. Cuando el pediatra de su hijo descubra el soplo, es posible que remita al niño a un cardiólogo pediátrico, si considera que es preciso completar la evaluación.
Debido a lo extendida que está la idea equivocada de que los soplos cardíacos son graves, es importante que los padres entiendan qué tipo de soplo tiene su hijo y si necesita que le hagan una evaluación más a fondo.

¿Qué es un soplo funcional?

El tipo más habitual de soplo cardíaco es el denominado funcional o inofensivo. Este diagnóstico implica que el soplo está producido por un corazón normal y completamente sano. Puede aparecer y desaparecer a lo largo de la infancia. Suele desaparecer por si solo conforme el niño va creciendo y no supone ningún riego para la salud.
Los niños que tienen soplos funcionales no requieren seguir una dieta especial, restringir sus actividades ni ningún otro tratamiento especial. A los niños que son lo bastante mayores como para entender que tienen un soplo se les debe asegurar que no son diferentes a los demás niños y que pueden llevar una vida completamente normal.



Enfermedad de Kawasaki



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La enfermedad de Kawasaki es un trastorno que afecta a la piel, la boca y los ganglios linfáticos y que típicamente se da en niños de menos de cinco años de edad. La causa de la enfermedad de Kawasaki se desconoce pero, si sus síntomas se detectan pronto, los niños afectados por esta enfermedad se pueden recuperar completamente en un plazo de pocos días. Pero si se deja sin tratar, puede evolucionar a graves complicaciones que pueden implicar al corazón.
En EE.UU. la enfermedad de Kawasaki se da en 19 de cada 100.000 niños. Es más frecuente en niños con antepasados de origen japonés y coreano, aunque se puede dar en todos los grupos étnicos.
No hay forma de prevenir esta enfermedad, pero usted puede ayudar a su hijo aprendiendo a identificar sus síntomas y signos característicos, que típicamente incluyen fiebre durante un mínimo de cinco días, ojos rojos, erupción cutánea y labios y boca considerablemente agrietados. Si su hijo presenta estos síntomas, es una buena idea llamar al pediatra.

Signos y síntomas de la enfermedad de Kawasaki

Los síntomas de la enfermedad de Kawasaki suelen aparecer en fases.
En la primera fase, que puede durar hasta dos semanas, suele haber fiebre persistente superior a 39º C, que generalmente dura por lo menos cinco días. Los otros síntomas que se desarrollan típicamente incluyen:
  • Intenso enrojecimiento ocular
  • Una erupción en el estómago, el pecho y los genitales
  • Labios rojos, secos y agrietados
  • Lengua inflamada y saburral (cubierta de una espesa capa blanquecina), con protuberancias rojas de gran tamaño.
  • Garganta irritada y dolorida
  • Palmas de las manos y plantas de los pies inflamadas y de un color rojo intenso tirando a morado
  • Ganglios linfáticos inflamados
Durante la segunda fase de la enfermedad, que suele iniciarse durante las dos semanas inmediatamente posteriores a la aparición de la fiebre, la piel de manos y pies puede empezarse a pelar en grandes porciones. El niño también puede presentar dolor articular, diarrea, vómitos y/o dolor abdominal.

Complicaciones de la enfermedad de Kawasaki

Los médicos pueden controlar los síntomas de la enfermedad de Kawasaki si la cogen pronto. Una vez se inicia el tratamiento, los síntomas suelen desaparecer en un plazo de solo dos días. Por lo general, si la enfermedad de Kawasaki se trata durante los diez días inmediatamente posteriores a la aparición de los primeros síntomas, no cursa con problemas cardíacos.
Pero, si la enfermedad de Kawasaki se deja sin tratar (el período de tiempo puede variar, pero generalmente durante 10 a 14 días y antes en los bebés pequeños), puede cursar con complicaciones más graves que implican al corazón. La enfermedad de Kawasaki puede evolucionar a una vasculitis, que es una inflamación de los vasos sanguíneos. Esto puede ser particularmente peligroso porque puede afectar a las arterias coronarias, que llevan la sangre al corazón.
Aparte de las arterias coronarias, se pueden inflamar el miocardio (músculo cardíaco), las válvulas cardíacas y/o la membrana externa que recubre el corazón. También se pueden producir arritmias (cambios en el patrón normal del latido cardíaco), y algunas válvulas cardíacas pueden empezar a funcionar de forma anómala.
No hay ninguna prueba que por sí sola permita detectar la enfermedad de Kawasaki, de modo que los médicos la suelen diagnosticar evaluando los síntomas del niño y descartando otros trastornos o enfermedades.
Típicamente, un niño diagnosticado de esta enfermedad tendrá fiebre de cinco o más días de duración y por lo menos cuatro de los siguientes síntomas:
  • Enrojecimiento de ambos ojos
  • Cambios en los labios, la lengua o la boca
  • Cambios en los dedos de las manos y de los pies, que pueden hincharse, enrojecerse y/o pelarse
  • Erupción en el tronco o el área genital
  • Un ganglio linfático inflamado y engrosado en el cuello
  • Enrojecimiento e inflamación de las palmas de las manos y las plantas de los pies.
Si el pediatra sospecha que un niño puede padecer la enfermedad de Kawasaki, probablemente le mandará diversas pruebas para evaluarle la función cardíaca, incluyendo un eco-cardiograma y otras pruebas de la función cardíaca. 

Tratamiento de la enfermedad de Kawasaki

Generalmente, el tratamiento consiste en administrar gammaglobulinas (anticuerpos purificados) por vía intravenosa; las gammaglobulinas son un componente de la sangre que ayuda a luchar contra las infecciones. A veces también se administra una dosis elevada de ácido acetilsalicílico para reducir el riesgo de problemas cardíacos.


CARDIOPATÍAS CONGÉNITAS




Se estima que ocho de cada 1.000 recién nacidos nacen con alguna anomalía cardíaca. Las Cardiopatías congénitas son alteraciones anatómicas que pueden producirse en las cámaras cardíacas (aurículas y ventrículos), en los tabiques que las separan (septum), en las válvulas o los grandes vasos que entran o salen del corazón (conotruncales). Hay más de 50 tipos distintos de lesiones y con frecuencia se combinan varias de ellas en un mismo niño, como en el caso de la tetralogía de Fallot, en la que aparecen cuatro lesiones distintas.
La comunicación interventricular, tetralogía de Fallot, ductus, comunicación interauricular, coartación de aorta y la transposición de grandes arterias se encuentran entre las más frecuentes. Pero no todas las lesiones revisten la misma gravedad; mientras que algunas conllevan alteraciones circulatorias importantes que pueden comprometer la vida, otras sólo producen síntomas ocasionales relacionados con la actividad física. En la actualidad, la detección de las cardiopatías es muy precoz, de forma que no se demora el tratamiento correspondiente.
A pesar de que a partir de la sexta semana de embarazo el corazón del feto se encuentra ya desarrollado, no siempre son detectables antes del nacimiento, bien porque no son evidentes o porque por su levedad no pueden apreciarse, manifestándose más tarde. Dentro de los factores que predisponen a tener un hijo con cardiopatía se sabe que la edad de los padres es uno de ellos (padres de edad inferior a 18 y superior a 35 años). Asimismo, el riesgo aumenta si ha habido algún caso en la familia o si el niño tiene alguna anomalía cromosómica, como en el síndrome de Down que se asocia a cardiopatías congénitas.
El alcoholismo materno, enfermedades como la diabetes, así como la ingesta de drogas y ciertos medicamentos durante el embarazo también incrementan el riesgo.