domingo, 18 de noviembre de 2012


CARDIOPATÍAS CONGÉNITAS




Se estima que ocho de cada 1.000 recién nacidos nacen con alguna anomalía cardíaca. Las Cardiopatías congénitas son alteraciones anatómicas que pueden producirse en las cámaras cardíacas (aurículas y ventrículos), en los tabiques que las separan (septum), en las válvulas o los grandes vasos que entran o salen del corazón (conotruncales). Hay más de 50 tipos distintos de lesiones y con frecuencia se combinan varias de ellas en un mismo niño, como en el caso de la tetralogía de Fallot, en la que aparecen cuatro lesiones distintas.
La comunicación interventricular, tetralogía de Fallot, ductus, comunicación interauricular, coartación de aorta y la transposición de grandes arterias se encuentran entre las más frecuentes. Pero no todas las lesiones revisten la misma gravedad; mientras que algunas conllevan alteraciones circulatorias importantes que pueden comprometer la vida, otras sólo producen síntomas ocasionales relacionados con la actividad física. En la actualidad, la detección de las cardiopatías es muy precoz, de forma que no se demora el tratamiento correspondiente.
A pesar de que a partir de la sexta semana de embarazo el corazón del feto se encuentra ya desarrollado, no siempre son detectables antes del nacimiento, bien porque no son evidentes o porque por su levedad no pueden apreciarse, manifestándose más tarde. Dentro de los factores que predisponen a tener un hijo con cardiopatía se sabe que la edad de los padres es uno de ellos (padres de edad inferior a 18 y superior a 35 años). Asimismo, el riesgo aumenta si ha habido algún caso en la familia o si el niño tiene alguna anomalía cromosómica, como en el síndrome de Down que se asocia a cardiopatías congénitas.
El alcoholismo materno, enfermedades como la diabetes, así como la ingesta de drogas y ciertos medicamentos durante el embarazo también incrementan el riesgo.



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